Oro, incienso y mirra para el Niño Dios
No le traigamos el plástico de la mediocridad, sino el oro de la excelencia, el del propio corazón, capaz de amar y perdonar.
No le regalemos el humo de la falsedad, sino el incienso de la sinceridad, que se eleva hacia lo alto.
No le regalemos perfumes baratos, sino la mirra del sacrificio y de la entrega.
Y el Divino Niño, como hizo con los Magos, se nos regalará a si mismo, que es, con mucho, el mejor Don.
¡Felices Reyes Magos!
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