CARTA DEL AUTOR HUMANO DEL APOCALIPSIS A LOS GRUPOS BÍBLICOS DE LA RIOJA
Mi nombre es Juan. Viví en un momento difícil, a finales del siglo primero, en el que las comunidades cristianas crecían en número y en el que comenzaron los problemas de organización y de perseverancia.
Cada vez éramos más y más conocidos y por eso cuando los notables de nuestras ciudades empezaron a fomentar el culto al emperador, para congraciarse con él, nos pusieron en un gran aprieto. Al llegar al poder el emperador Domiciano las cosas se complicaron aún más y nuestra situación se hacía insostenible porque no estábamos dispuestos a rendirle culto. El poder de Roma provocaba mucho mal; parecía la encarnación de Satanás y toda su corte.
Ante esta situación decidí escribir,con la inspiración del cielo, un libro para mantener viva la esperanza de los creyentes que vivían en el miedo y la angustia y para exhortar a las comunidades a vivir en la fidelidad a Jesucristo.
No penséis que todo fueron visiones mías, a veces utilicé un lenguaje simbólico para transmitir lo que iba descubriendo mientras meditaba. La situación no me permitía hablar abiertamente. Era peligroso para los cristianos y para mí, por eso me serví de un lenguaje y de un género literario cuyas claves sólo algunos conocíamos.
No pensé que mi libro fuera a formar parte de la Escritura Santa. De haberlo pensado habría intentado ser más claro. Di claves para ayudar a descubrir a qué me refería pero probablemente no fueron suficientes para aquellos que no conocían a fondo el Antiguo Testamento, que es de dónde tomé la mayor parte de los símbolos e imágenes.
Perdonadme porque sé que mi libro os ha traído siempre en jaque y ha hecho que sea el “gran desconocido” dentro de la literatura neotestamentaria. Sé que entre los lectores, hay quien ha interpretado mal mis escritos; son los profetas del fatalismo que quieren amedrentar a la comunidad asustándola con la inminencia de un cataclismo cósmico, con fuerza para aniquilar nuestro planeta. Particularmente en las sectas se ha hecho una lectura ingenua y tremendista del Apocalipsis.
Sé que mi libro puede ser inquietante e interpretarse como una amenaza. Algunos capítulos, a primera vista no parecen tranquilizadores. Pero os daréis cuenta, leyendo y orando con este libro mío, de que no todo está perdido, de que la acción del mal es limitada. Las fuerzas del mal no tienen la última palabra, actúan pero su poder no es total. Los males de este mundo deben ser contemplados con esperanza porque no durarán para siempre. La liberación está ya cerca: Dios lleva las riendas de la historia y conduce a los hombres a un desenlace feliz.
Comprobaréis que todo mi libro está atravesado por una llamada a la felicidad. Que la última palabra no la tienen las calamidades, sino la esperanza Por último, os invito a leer hasta el final mi libro. Os pido solamente que lo hagáis sin prejuicios, buscando en él el gesto amoroso de Dios. Con esta intención os he entregado esta obra, para que cuando os lleguen las adversidades no perdáis la esperanza.
Y para despedirme felicito de corazón a los grupos bíblicos riojanos por atreveros con esta difícil obra.
Juan, vuestro hermano y compañero de la tribulación en Jesús
Esta interesante carta, supuestamente del autor humano del Apocalipsis, me llega por mediación del biblista Don Florencio Abajo, que con gran competencia nos ha impartido en Logroño un magnífico cursillo de introducción al Apocalipsis. Muchas gracias, Don Florencio.
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