Los más felices en la fiesta
Las fiestas patronales son una fiesta de familia. Acuden todos los hijos al banquete familiar, pero les aburre la conversación de siempre y la compañía de la madre se les hace menos atrayente que la de los amigos. Y dejan pronto la casa.
Solo un hijo, se queda con la madre porque entiende que estar en casa es una belle fiesta y estar con la madre la mayor alegría.
Al anochecer se reunen todos y cuentan como pasaron la fiesta. Unos dicen que se fueron al ciene y la película terminó aburriéndoles. Otros que estuvieron con los amigos bebiendo y bailando, pero que no fue tan divertido como esperaban y que bebieron demasiado y les duele la cabeza.
El que se quedó con la madre dice que se le hizo corto el tiempo y que, además la madre habló de muchas cosas de la familia y hasta que decidió, por fin, repartir la herencia. A los hijos que les gusta festejar fuera de casa les deja todo el vino que haya en la casa cuando ella muera; y a él, el hijo que gusta de la casa y estar con la madre, heredará la viña y la bodega.
Es decir, que ganamos celebrando la fiesta sin olvidar a su protagonista, nuestra santa patrona, porque estar con ella nos hace felices y herederos de una herencia imperecedera.
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