Hermoso día de celebración
He celebrado la Misa de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote y he puesto a continuación este canto, que tantos recuerdos me trae y que expresa muy bien los sentimientos de mi corazón:
Para ser el mismo Cristo Dios eterno me llamó y tan claro yo lo he visto que se acabó mi temor.
Las cruces en el camino, el cansancio y el dolor, no oscurecen mi destino ni me enfrían el amor.
Sin detenerme por nada voy siguiendo al Buen Pastor y vivo cada jornada sirviendo al Pueblo de Dios.
Prepararé cada día el alimento mejor: la Sagrada Eucaristía, cuerpo y sangre del Señor.
Ser sacerdote es misterio, ser sacerdote es misión. Lo he tomado muy en serio y lo vivo con pasión.
Yo le suplico a María ser fiel a mi vocación y vivir con alegría este hermosísimo don.
He celebrado con mis compañeros una comida de fraternidad muy animada y en la tarde me he acercado hasta la ermita de la Virgen del Roble en Sorzano para agradecer tan gran regalo como es el sacerdocio.
La foto es de la ceremonia de mi ordenación y me imponen la casulla mis dos párrocos de entonces: Don Santiago que me llevó al Seminario y Don José Miguel Rubio, ambos ya fallecidos.
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