La hermosura de sembrar
Los seminaristas de Sololá me pidieron, no se con motivo de qué celebración, que plantara un árbol con gran solemnidad, ¿qué fue de él? No he tenido noticia. Pero no me importa lo que sucediera, porque no me dediqué, en aquellos felices años a la jardinería, sino a la siembra de formación sacerdotal. Y, de entre tanta semilla esparcida, confió que algo habrá quedado. Es consuelo y estímulo para mí, ahora que me dedico a la siembra parroquial en campos lejanos y distintos a los de entonces.
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Angel Mª Pascual -
Julio César -