Un edificio singular y lleno de significado: La iglesia parroquial de Villamediana de Iregua
La bóveda, construída bajo el coro de la iglesia parroquial de Villamediana, acoge y envuelve a quien ingresa en ella, antes de acceder a la nave, bajo un armonioso entramado cuyo centro ocupa el medallán de Cristo resucitado.
Ocho nervios salen de él, dibujando un perfecto entramado, adornado con medallones que representan el cielo, con los ángeles y santos que lo llenan, y signos diversos de la gloria celeste.
Se aprecia bien la representación de la Asunción de la Virgen, titular de la Parroquia, que hace de piedra angular del arco del coro, a lo largo del cual se distribuyen longitudinalmente santos, ángeles y personajes de no fácil identificación, con rosarios, báculos, cruces y un curioso esqueleto, que representa la muerte.
En los medallones que se intercalan en los nervios que se entrelazan, se distinguen los cuatro evangelistas, con los simbolos que los representan; San Pedro y San Pablo; Santiago y San Andrés, con sus atributos característicos (llaves, espada, concha de peregrino, cruz en aspa); la luna y el sol; ángeles con la cruz y con otros símbolos; un músico tañendo el laúd; santos y sántas con diversos atributos.
Y en las esquinas, como base de los nervios de la bóveda, animales míticos, plañideras y máscaras, que quieren representar, tal vez, el bajo y oscuro mundo infernal, vencido por Cristo.
Así trataban de ayudar, con lo mejor de su arte, nuestros antepasados a ingresar a la presencia de Dios todopoderoso, que se rebajó y ocultó, haciéndose accesible a nuestra pequeñez en el Santísimo Sacramento, que, como un gran joyero, custodia y guarda nuestra iglesia parroquial.
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