Caminando con el Obispo Eduardo Fuentes en su 17º aniversario
El Obispo de Sololá-Chimaltenango, Monseñor Eduardo Fuentes, culminó su trayectoria en la tierra, hoy hace diez y siete años, coronando la última etapa, como un verdadero campeón, sin otro secreto que el AMOR: a Dios y al pueblo que Dios le confió. Por eso fue el suyo un caminar alegre, ágil y, sobre todo, acompañado, muy acompañado.
Caminó, en el amor de Dios, con su pueblo, y Dios y el pueblo nunca le dejaron solo: ni en su vida, ni en su enfermedad, ni en la hora de su muerte, ni después de la muerte.
Yo sueño en recorrer mi propio camino, con el mismo amor optimista y fiel con que él lo hizo. Pues Monseñor Eduardo sabía superar los obstáculos, con un encantador sentido humano y sobrenatural; y no se dejaba hundir por los problemas, sino que procuraba potenciar lo positivo, logrando “ahogar el mal en abundancia de bien”, como había aprendido de San Josemaría Escrivá de Balaguer, su modelo y Padre.
Por todo ello, su ejemplo sigue removiendo a los sacerdotes que le conocieron, a los fieles que pastoreó, y a todos aquellos a quienes alcanza ya la fuerza de su hermoso testimonio cristiano y sacerdotal.
Gracias, Eduardo (Guayo para tus amigos), por tu ágil caminar terreno, por tu ejemplo animante, tu compañía constante y por recordarnos siempre la Meta ¡Sigue cuidándonos!
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