La fecunda herencia de Mons. Eduardo Fuentes
Una inversión en personas, más que en cosas materiales. Una apuesta por la formación y no por "hacer lo de siempre y como toda la vida se ha hecho". Un empeño logrado a favor de un ambiente confiado, familiar y exigente en el presbiterio diocesano. Un conocimiento e interés empeñativos por conocer a quienes le fueron confiados, especialmente sacerdotes, seminaristas y familias cristianas.
Desinteres por "el politiqueo", entusiasmo por ayudar, servir y acompañar. Ausencia de cálculo y entrega sin calcular. Proyectos de eternidad y no por lo rentable a corto plazo. Planes de vida exigentes, estimulantes y acomodados a las circunstancias, centrados en la oración y el estar disponible. Ahorro y economía, liberalidad total en cuanto a la alegría. Paciencia infinita, perdon sin regateo, enorme comprensión.
Sentido positivo y gozo por el triunfo y el éxito ajeno.Admiración por lo que sabían los demás y disponibilidad sin regateos para poner el propio saber al servicio de todos. Fortaleza y constancia para trabajar, sencillez para descansar. Amistad, apertura y entusiasmo por todo. Saber estar, saber callar, saber hablar a tiempo.
En fin, una herencia fecunda, que florece en quienes lo trataron y en muchos otros a los que ha llegado misteriosamente el suave olor de sus virtudes ¡Que fructifique más y más!¡Lo necesita la Iglesia!¡Lo necesitamos!
2 comentarios
Angel Mª Pascual -
Oswaldo Catalan -