El Sacerdote como liturgo
Ayer tuvimos dos magnificas conferencias, seguidas de un interesante diálogo con el liturgista (y rector del seminario) de Valladolid Aurelio García Macías (en la foto).
La primera sobre "El sacerdote como liturgo en los tiempos actuales" aclaró con gracia y sólidos argumentos que el sacerdote debe sentirse y entregarse como "ofrenda existencial permanente", sobre todo en la administración de los sacramentos, especialmente en la eucaristía y como presidente de toda celebración litúrgica. Y recalcó el papel del sacerdote como intercesor que debe "orar mucho por su pueblo" si quiere ser buen pastor.
La segunda sesión trató sobre el "Ministerio de la presidencia litúrgica", ministerio de representación, "in persona Christi capitis" y realizado "in nomine ecclesiae".
Fue valiente en sus respuestas y muy contundente. Argumentó con claridad y sin componendas, por ejemplo, cuando habló de la vestimenta litúrgica (la casulla como manto apostólico de caridad y la estola signo de autoridad, puesta bajo la caridad), de la necesidad de hacer una mixtagogía de los signos, de que sin fe las celebraciones litrúgicas no atraen y que el sacerdote no se puede convertir en un entretenedor de los fieles.
Creo que salimos animados, estimulados y dispuestos a tamarnos más en serio nuestro imprescindible y humilde ministerio sacerdotal.
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