Contento por la celebración de la Novena de la Inmaculada
Hoy ha sido ya el tercer día. Asisten muchas personas, familias y gente de toda condición, que escucha y reza. Les predico muy a gusto. Hoy concluí mi predicación de este modo:
Miramos y contemplamos a María Inmaculada pendiente de los labios de su divino Hijo. Ella sabe, por la fe, que en la pequeñez y debilidad de aquel Niño se encierra toda la sabiduría, toda la potencia y toda la gracia del universo. Y la alegría –dice el Papa- que recibe de esa contemplación se puede extender ahora a todos los que, en la fe se dejan transformar por la Palabra de Dios.
Y nos comprometemos a no dejar la lectura diaria del Evangelio; a fijarnos en lo que leemos; a meternos en las escenas como un personaje más, como gustaba decir a San Josemaría; a responder con oración a lo que nos sugiere esa lectura orante y a llevar al trabajo y a la vida familiar y social esas enseñanzas.
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