Calles repletas de jovenes, de familias y de fe
Las calles de Barcelona que he recorrido con tanta alegría y tan acompañado.
Las calles por las que he vista pasar al Santo Padre, mientras gritaba vivas entusiastas.
Unas calles que acogían un mensaje claro, invitando a dar espacio a Dios, a llenarlas de familias generosas y esforzadas, a iluminarlas con una fe que se siga haciendo cultura, trabajo, leyes justas, defensa de la vida, alegría y esperanza.
Unas calles soleadas, luminosas, repletas de pantallas enormes que me han permitido ver el interior de un templo singular y acompañar al Papa en una liturgia conmovedora.
Benditas calles que me han permitido un gozo tan singular ¿Cómo quedarse en casa cuando se puede gozar de esta manera?
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