En la muerte de un sacerdote ejemplar: Don Santiago González Sáenz
Se trata del cura que me llevó al Seminario...
Ha fallecido hoy, tras ochenta y seis años de servicio a la Iglesia con ejemplar dedicación, ánimo sereno y gran discreción.
No le gustaba presumir, ni aparecer, ni aparentar. Le gustaba, o almenos actuaba como si le gustara, callar, rezar y servir...
Supo ser un buen sacerdote, un gran sacerdote en los distintos lugares por los que pasó. Y, cuando las limitaciones redujeron su actividad, calló discretamente hasta que su corazón sacerdotal dejó de latir.
Junto a él tuvo siempre a su hermana, Manoli, que lo cuidó y le ayudó con un inmenso cariño y una gran eficacia... Entre los dos han mantenido una magnífica casa parroquial, siempre abierta, donde se ayudaba y se acogía... Todo con discreción, y sin llamar la atención, todo con un magnífico espíritu sacerdotal, muy evangélico...
En este momento de dolor, una oración y mi compañía, agradecida por tantas buenas cosas compartidas, por tantas, que guardo, como un tesoro en mi corazón sacerdotal ¡Descanse en Paz, Don Santiago!
4 comentarios
MILO -
Miguel Ángel -
Luis Antonio -
Anónimo -