Queridos Obispos españoles:
Os ogradezco el precioso mensaje que nos habéis enviado a los sacerdotes con motivo del Año Sacerdotal.
Me conmueve las palabras con que lo habéis comenzado: Los Obispos os recordamos en nuestra oración y damos gracias a Dios por todos vosotros: por el don de vuestra vocación, que es regalo del Señor, y por vuestra tarea, respuesta en fidelidad. Una fidelidad que manifestáis a diario con el testimonio de vuestra vida y con la dedicación de cada uno al anuncio del Evangelio, a la edificación de la Iglesia en la administración de los Sacramentos y al servicio permanente de los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Damos gracias al Señor, porque seguís con la mano puesta en el arado, a pesar de la dureza de la tierra y de la inclemencia del Tiempo.
Y me estimula vuestra invitación a que cultivemos apasionadamente la amistad con Jesucristo: Lo primero es conocerle y amarle personalmente. El conocimiento y el amor nos hacen testigos. (...) El mundo exige a los evangelizadores que le hablen de un Dios a quien ellos mismos conocen y tratan familiarmente, como si estuvieran viendo al Invisible. (...)Nosotros somos sacerdotes por la amistad indecible de Jesús, una amistad que exige gratitud y reconocimiento de su señorío: escucharle, no ocultarlo, transparentarlo, darle siempre el protagonismo. El ha de crecer y nosotros menguar. La fidelidad reclama, a la vez, perseverancia, porque la fieldiadad es el amor que resiste el desgaste del tiempo. (...) El Año Sacerdotal es una ocasión propicia para agradecer, profundizar y dar testimonio de nuestra amistad con Jesús. (...) Y no olvidéis que la satisfacción y alegría por el ministerio sacerdotal es una clave fundamental de la pastoral vocacional...
Mil gracias por ello. Ya seguiré comentando en otra ocasión algún otro pasaje de vuestra carta....
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