Veinte años de la caída del Muro de Berlín
Importante aniversario. Muchos tuvieron mucho que ver en la caída del Muro, que otros habían levantado, pero fue Dios quien aceleró el milagro. Casi todos pensaban que el Muro duraría siglos y que la ideología que lo sustentaba era la verdad evidente, que sólo los necios y malos negaban. Pero se equivocaron, porque la fe mueve montañas y los muros son más frágiles que las montañas.
Pero, durante años, este muro fue la expresión de la vergüenza de un mundo descreido y ateo que, con pretexto de liberar al hombre, lo esclavizaba, lo ataba y amordazaba, encerrandolo en una inhumana y terrible prisión.
Pero aún pervive en algunos la añoranza de esta ideología. No les basta el sufrimiento causado para caer en la cuenta de su falsedad. Y es que sólo Dios puede salvarnos de las esclavitudes que los hombres nos forjamos, incluso, pretendiendo liberar.
Agradezco al Gran Juan Pablo II lo que hizo en favor de los oprimidos por ese totalitarismo materialista y ateo que levantó el Muro. Seguro que hoy festejó en el cielo el veinte aniversario de su caída.
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