El Cardenal y su párroco
Se reunieron en casa de la familia del Cardeneal en un clima -según me cuenta el P. Luis- muy familiar y muy agradable.
Hablaron de todo, entre otras cosas, del inolvidable Siervo de Dios Juan Pablo II, que fue tan cercano al Cardenal. Y pudo ver, el Padre, los variados recuerdos del Papa que se guardan en la casa familiar.
Planificaron también la intervención del Cardenal en la vida parroquial de su publo natal: los domingos presidirá la Misa de las doce, asistido por tan ilustre párroco, que confío no se ponga muy nervioso.
También administrará el sacramento de la Confirmación a los jóvenes de Baños de Río Tobía, que se vienen preparando con esmero bajo la atenta guía del P. Luis.
En definitiva, podemos resumir: Tal Cardenal para tal párroco y tal Párroco para tal Cardenal.
¡Feliz estancia en su pueblo, Eminencia! ¡Feliz acompañamiento, Señor párroco!
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