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BAJO LA CAPA DE SAN MARTIN SALIENDO DE LA PANDEMIA

BAJO LA CAPA DE SAN MARTIN SALIENDO DE LA PANDEMIA

MI HOMILÍA EN LA FIESTA DE SAN MARTÍN EN SORZANO

Oh Dios, que fuiste glorificado con la vida y la muerte del obispo san Martín, renueva en nuestros corazones las maravillas de tu gracia, para que ni la vida ni la muerte puedan apartarnos de tu amor.

  1. La CAPA PARTIDA Y COMPARTIDA de san Martín, nos protege

De la biografía de San Martín: Cuando cumplí diez y ocho años era ya catecúmeno, es decir, estaba inscrito en la comunidad cristiana de Amiens como candidato al bautismo. Me ocurrió entonces el conocido episodio, representado después tantas veces en pinturas y retablos.

Me encontré con un pobre medio desnudo, en una tarde heladora de aquel invierno que recuerdo fue especialmente frío, y no teniendo dinero, pues el sueldo que recibíamos era escaso, agarré mi espada, partí en dos mi capa blanca de abrigo, cuya parte superior estaba forrada con piel de cordero y di esa parte más caliente al pobre mendigo, que se deshizo en agradecimientos. Lo que me vieron se rieron al verme con aspecto ruin y el vestido mutilado.

Pero nunca olvidaré, al llegar la noche y acostarme con frío, que se me apareció en sueños Jesucristo, cubierto con mi media capa y le oí decir claramente: “Martín, que todavía no es más que un catecúmeno, me ha cubierto con este vestido”.

Esa capa de San Martín se ha extendido sobre nosotros para protegernos de la pandemia a todos los de Sorzano y para acoger en el cielo a los que en estos casi dos años de pandemia nos han dejado. 

  1. La IMAGEN DE SAN MARTÍN, OBISPO, nos guía

De la biografía de San Martín: Las gentes, sin comprender yo por qué, se fijaban cada vez más en mi persona a pesar de mi sayal penitente y de mi cabellera desgreñada, que contrastaba con las finuras y las galas de algunos sacerdotes de entonces. El caso es que, al quedarse sin obispo la ciudad vecina de Tours, con el pretexto de que fuese allí a curar a un enfermo, tuve que ponerme a caminar durante tres días, acompañado de una multitud que se me fue juntando por el camino. Llegué el 4 de julio del año 370, y fui consagrado obispo, ante el clamor insistente del pueblo, después de vencer mi resistencia, y la oposición de algún que otro obispo.

La imagen de San Martín, vestido de obispo, que hemos vuelto a pasear hoy en procesión por nuestras calles nos guía y nos da confianza, permitiéndonos salir de los temores y postraciones de la pandemia, que con el esfuerzo de todos vamos por fin superando.

3.La RELIQUIA de San Martín y su muerte santa, nos da esperanza

De la biografía de San Martín: Cuando comprendí en la oración que iba a morir convoqué a mis hermanos monjes, que no paraban de llorar y me pedían que no los abandonase. Yo entonces, conmovido oré diciendo: «Señor, si aún soy necesario, no rehúso el trabajo. Que tu voluntad se realice plenamente». Pedí me acostaran en un lecho de ceniza y que me pusieran una dura camisa de cilicio, y como todos me rodeaban y besaban, tuve que decirles: “Dejadme ver el cielo y no la tierra”. Y hasta se me presentó el diablo en una visión y lo rechacé diciendo: “No encontrarás nada en mí, maldito. Dios me recibe en el cielo”.

La RELIQUIA  de San Martín, besada siempre con devoción en su fiesta y que hoy nos bendecirá al finalizar la Misa, nos anuncia la esperanza de nuestra feliz resurrección y nos alienta a retomar, con más ganas si cabe, nuestros esfuerzos por revitalizar nuestra fe cristiana, nuestra vida familiar, nuestro querido pueblo de Sorzano y nuestro atribulado mundo, y vivir así más esperanzados y más felices. Que así sea.

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