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Los rostros de Dios en la Biblia

Los rostros de Dios en la Biblia

Esta es la interesante presentación del Congreso Internacional de Biblia, que comenzaba ayer y que hizo el Arzobispo de Sevilla. No tiene desperdicio, por lo que la copio para los cultos lectores de este blog:

El tema de vuestro Congreso es “Los rostros de Dios en la Biblia”, título verdaderamente sugestivo.Como vosotros sabéis mejor que yo, la Biblia recoge la experiencia de Dios que a lo largo de más de mil años ha  vivido un pueblo pequeño, una cultura no espectacular, unos miles de personas de un rincón de la historia de la humanidad que, en buena ley, deberían haber desaparecido de la faz de la tierra y de la aventura humana sin dejar rastro, como ha sucedido en tantos otros casos. Sin embargo ha sobrevivido milagrosamente. De tal manera que aún hoy bebemos y vivimos de las experiencias religiosas de aquellos hombres y mujeres que empezaron balbuceando sus vivencias del Absoluto y las fueron plasmando en sus escritos y en sus vidas. De balbuceos incipientes pasaron a convertirse con el tiempo –y guiados por la “pedagogía de Dios”, que dirá San Pablo- en auténticos hitos de la espiritualidad humana y de los escritos religiosos.

Este camino multisecular explica la diversidad de “rostros” de Dios que encontramos en la Sagrada Escritura. Del “Terror de Isaac” al “Abbá” de Jesús, el ser humano ha pasado por muy distintas formas de referirse y relacionarse con el inefable misterio divino. Todas esas formas tienen verdadera profundidad teológica y responden a vivencias humanas casi inexpresables y, por ello, muchas veces contradictorias.

Entiendo que vuestro Congreso intenta acercarse a ellas y conocerlas más a fondo. La experiencia religiosa, como experiencia humana que es, está condicionada por la cultura, la sociedad y la historia de cada grupo humano. Y también su expresión literaria. El Congreso va a abordar estos temas de forma interdisciplinar: desde la fenomenología religiosa, la dimensión teológica, el proceso de elaboración de los textos, los factores históricos, la función social, etc. En este sentido, y esto es lo importante, quiere ser una ayuda para nuestro propio acceso vital al inmenso, espléndido y entrañable Misterio de Dios.

En la foto el supermoderno seminario de Sevilla, sede del Congreso.

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