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¿Qué hacer para apuntarse a un grupo bíblico en el nuevo curso pastoral que comenzamos en este mes de septiembre?

¿Qué hacer para apuntarse a un grupo bíblico en el nuevo curso pastoral que comenzamos en este mes de septiembre?

Primero y fundamental, tener ganas de conocer al Dios vivo que habla con los hombres y que ha dejado en la Iglesia el gran regalo de su Palabra escrita.

Después acudir a la Parroquia y apuntarse a los grupos bíblicos que se están creando y que reiniciarán sus actividades, o comenzarán su andadura, en este mismo mes de septiembre.

Estos grupos son una gran esperanza, pues la renovación de las personas, las familias y la entera sociedad pasa, sin duda, por la oración, que encuentra en la Biblia un camino seguro, una compañía eficaz y un fuerte estímulo. Hacerlo por cuenta propia es posible, pero es más eficaz, y da más garantías, hacerlo en grupo, bajo la coordinación de los monitores que la diócesis  preparará para ello.

En algunas parroquias estos grupos funcionan desde hace tiempo. La Diócesis quiere ayudarles a que no decaiga su interés, a que no se sientan solos, a que se coordinen con los otros grupos que existen, para, entre todos, ayudarnos, complementarnos y  estimularnos.

En otras parroquias se iniciarán este año los grupos. La Diócesis quiere encender su ilusión y cuidar que los primeros pasos se den con seguridad y destreza para que se consolide el conocimiento y uso de la Biblia, enriqueciendo todas las actividades parroquiales y personales.

Porque la Biblia es una maravilla por explorar. Y entre todos vamos a hacerla más cercana, más familiar, más interesante, con los materiales que se van a facilitar, las orientaciones de los monitores que se van a preparar, y la mutua compañía, que no dará lugar al desaliento

La Biblia nos va a comprometer, sin ninguna duda, pero para nuestro bien. Porque Dios no habla sin ton ni son, sino para salvarnos de la mediocridad, la superficialidad y la ineficacia. Queremos arreglar el mundo y no sabemos cómo. La Biblia va a enseñarnos a comenzar por nosotros mismos, a arreglar nuestros desequilibrios, nuestros pesimismos, nuestros egoísmos. Y, mejoradas nuestras personas, mejorará nuestra vida familiar, y nuestro trabajo y nuestra convivencia ¡arreglaremos el mundo!

Pero, eso sí, lo haremos sin pretensiones, sin creérnoslo, con la humildad de quien se sabe pequeño, pero con la seguridad de que acertamos escuchando a Dios, porque sus palabras no pasan, son permanentes, porque van a lo esencial, a lo profundo, a lo que vale de verdad.

Por todo ello, ¡feliz comienzo del nuevo Curso Pastoral!

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