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Semetabaj Hispano: Espiritualidad, pastoral, cultura y amistad.

Mi viejo confesonario...

Mi viejo confesonario...

Se parece al de la foto, pero en peor.

Es más viejo y está un poco carcomido. Me dijeron unas señoras el domingo que lo tratase contra la polilla. A veces la puerta se me descalabra...

Pero ahí está... en un lugar discreto pero visible. Con una señal indicadora (Confesiones y una flecha), que lo señala nada más entrar en la iglesia.

Es un lugar, estrecho, que caliento con un aparato electrico, cubriéndome además con una mantita.

Allá rezo a gusto, aunque el calorcillo a veces me adormila. Allá espero paciente a los pocos penitentes que se acercan... Pero, allí estoy... y...siempre aparece alguno...

¿Qué sería de una iglesia sin este lugar de perdón, de espera y de oración...? Como una casa sin lavadora, sin desagüe y, sobre todo, sin Padre que espera al Hijo... Faltaría, pues, algo esencial...

Por eso me han gustado estas palabras que el Papa ha pronunciado hoy mismo:

Queridos hermanos, es necesario volver al confesonario, como lugar en el que celebrar el Sacramento de la Reconciliación, pero también como lugar en el que “habitar” más a menudo, para que el fiel pueda encontrar misericordia, consejo y consuelo, sentirse amado y comprendido por Dios y experimentar la presencia de la Misericordia Divina, junto a la Presencia real en la Eucaristía.

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